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última actualización: noviembre de 2004
A U T O R E S
Cuando editamos el primer manual
de otoscopia, llamábamos la atención
sobre la dificultad de interpretación de ciertos
aspectos timpánicos relacionados con algunos
estados patológicos. Esto será de mayor
importancia en la infancia, por varios motivos.
El primero es de índole puramente
personal, y está en relación con nuestra
capacidad de generar la confianza suficiente en el
niño al que vamos a explorar, para que nos
deje tiempo para poder interpretar las imágenes
que veamos.
El segundo está en relación
con la modificación que generen ciertas patologías,
ocasionalmente tan leve como difícil de detectar
como alteración de la normalidad. Veremos,
y en ello insistiremos en gran medida, como podemos
dar por normales oídos que están lejos
de serlo, y errar un diagnóstico si no atendemos
a otros signos relevantes distintos de la pura imagen.
Factores a tener en cuenta en la
exploración otoscópica de un niño:
- La longitud del CAE de un niño
es mucho menor que en un adulto
- El diámetro es de 2,5 mm en comparación
a los 4,5 mm de un adulto, lo que supone la necesidad
de disponer de espéculos de diámetro
adecuado.
- El ángulo con el tímpano es tanto
más abierto cuanto menor es el niño.
- El trayecto del conducto hace que debamos explorar
de una forma diferente. En un niño traccionaremos
el pabellón hacia abajo y atrás (en
un adulto lo haríamos hacia arriba y atrás).